Buenos Aires, 17 de octubre (Reporter, por Tomás Balmaceda). En pocos años, y gracias a un estilo que recuerda a sus compatriotas Joaquín Sabina y Luis Eduardo Aute, el español Ismael Serrano consiguió ser reconocido como un verdadero trovador contemporáneo. Con su octava placa bajo el brazo, el cantautor confirma el gran momento creativo y de popularidad que está viviendo.
"Sueños de un hombre despierto" es el título de su último álbum, que ya se encuentra en las bateas argentinas y que mantiene el sello que lo hizo famoso en su país y en Latinoamérica: una mezcla de canciones de amor, protesta y conciencia social.
De paso por Buenos Aires, Serrano dialogó con Reporter acerca de sus inicios con la música, de la génesis de su disco y de la especial relación que tiene con Argentina.
+ A diferencia de otros artistas, usted comenzó estudiando Física en la Universidad y después se volcó a la música ¿cómo fue ese cambio?
Con la música he vivido desde que tengo uso de razón, escuchando discos de vinilo de mi padre y canciones de Serrat, Aute, Silvio Rodriguez... Mi padre es periodista, pero siempre tuvo interés en la poesía, escribió versos, pequeños textos y supongo que fue él quien me transmitió la vocación de escribir.
A los 15, 16 años tomé la guitarra y fue ahí que reparé en las letras que escuchaba de pequeño y profundicé en ellas. A esa edad formé mi primer grupo con unos amigos del barrio, haciendo covers de Sabina.
Después comencé a componer mis canciones y cuando comienzo la universidad, en paralelo empiezo a tocar en bares de Madrid, en una época en que se vivía una verdadera efervescencia, con gente como Rosana o Pedro Guerra, con quienes comparto muchas influencias. De a poco mis temas comienzan a tomar protagonismo y cuando llevaba tres años tocando apareció un productor que me invitó a grabar un disco.
+ ¿Cómo vive usted el proceso de composición? ¿Escribe primero la letra o la música?
Cada canción es diferente algunas canciones surgen de un texto, a veces surgen a la vez la melodía con las palabras, pero casi siempre de una idea previa que me viene rondando la cabeza, una vivencia o una imagen que te queda dando vueltas.
Entonces, llego a la calma de mi casa, tomo mi guitarra y trato de materializar esa idea. A veces hay canciones que salen muy rápido y otras hay que buscarlas. Pero no soy metódico en la manera de componer, van surgiendo solo.
+ ¿La génesis de "Sueños de un hombre despierto" fue de este mismo modo o hubo un concepto que guió a la placa?
Fui reuniendo temas que fueron surgiendo de manera natural a través del tiempo y cuando me vi con los temas en la mano, tuve la necesidad de grabar un disco. Y ahí uno comienza a pensar en el sonido, hacia dónde uno quiere ir, muchas conversaciones previas con el coproductor, escuchar otra música, otros discos, dejarse inspirar, pensar en arreglos
+ En la Argentina, la gran expectativa alrededor del disco se generó por su dúo con Mercedes Sosa en "Zamba del Emigrante"...
En un comienzo no fue algo premeditado. Mientras yo estaba componiendo la canción, en la melodía de cierto modo surge la voz de Mercedes, comencé a escucharla mientras componía. Además es una canción que es un ida y vuelta a Latinoamérica, y eso me llevaba más a ella. "¡Joder, qué sueño sería cantarla con Mercedes Sosa!", me dije. Y me animé a invitarla y salió una colaboración fantástica.
+ ¿Era la primera vez que componía una zamba?
El género lo conocía, de hecho me lo planteé como reto, pero lo quise hacer a mi manera, lejos de la ortodoxia. Conocía las zambas de Zitarrosa, a quien mi padre adora, y algunas de Jorge Drexler. También investigué sobre el tema.
+ ¿Hay algún tema de la placa que le guste más que el resto?
Es muy difícil, cada canción es una faceta de mi vida de la que no me quiero desprender. Pero sí me doy cuenta de algo: a mí me gusta mucho algo que con el tiempo se está perdiendo, la idea de que haya un concepto detrás de un disco. Cuando analizas un disco, a posteri, te das cuenta que hay muchas ideas que son recurrentes, y que es cierto que define un momento de tu vida.
+ Bueno, en "Sueños de un hombre despierto" hay muchas referencias a destinos que se repiten y personas que buscan escapar de su suerte.
Son cosas que están inconscientes y que aparecen en todos los temas. Por ejemplo, en este disco hay muchas referencias a los mitos griegos, desde "Cassandra" hasta Sisífo. En "Para un viejo amigo", aparece Ícaro escapando de la Isla. Y son todos mitos griegos que hablan de la redención. Entonces, es posible que yo quiera decir algo sobre la redención, sobre el destino
que se repite, y sobre cómo hay que agarrar las riendas del destino.
Pero son cosas que aparecen una vez que está el disco listo y uno se pone a pensar sobre él. La promoción de un disco, con entrevistas como ésta, es algo que se pone a veces pesado. Pero con preguntas como las tuyas, me permiten pensar sobre mi obra y descubrirme a mí. Reparo
en cosas que no había pensado. Tiene hasta un valor terapéutico incluso.
+ El público de Buenos Aires siempre tuvo una atención especial con los cantautores españoles. Sabina, Aute, Serrat son todos trovadores que encontraron mucho fervor en la ciudad. Ahora el fenómeno parece repetirse con usted, ¿cómo siente este cariño?
Yo siento que no sólo pasa con Buenos Aires. Yo he llegado a tocar desde Salta hasta Usuhaia, conozco tu país y le tengo un gran afecto. Con mi banda siempre pusimos empeño en no tocar sólo en las grandes ciudades, sino también en los pequeños pueblos, en donde no se llega con una gran infraestructura pero sí con el corazón.
Esta tierra siempre fue muy generosa conmigo, desde la primera vez que vine. Mi primer show aquí fue en La Trastienda y el segundo ya fue en el Maipo, y recién en el tercero pasé a una sala más grande fue paulatino
+ Bueno, puesto en esos términos la relación parece un romance...
¡Exacto! Es un verdadero romance que tengo con el público argentino. Fue una amistad con encuentros e historias compartidas y ahora es un romance.
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