domingo, julio 26, 2009

"Comentario de los Guionistas"

En el concierto grabado los días 8 y 9 de septiembre de 2003 en el teatro Lope de Vega de Madrid,
que luego editamos en el disco Principio de Incertidumbre, contaba la historia de la dulce
Carola. El cuento relataba un amor a primera vista (¿acaso existen otros?) situado en una ciudad
disparatada y maravillosa llena de magia y de soledades que se encuentran. La magia que
impregna el relato es fruto de mi experiencia por Latinoamérica, un continente vivo donde las
dimensiones de los sentimientos y de cualquier medida desbordan lo que a este lado del océano
nos parece lógico y real. Cuando en una ocasión a García Márquez le preguntaron por el realismo
mágico de sus relatos el escritor afirmó que de mágico no tenía nada. Las mujeres centenarias
de sabiduría infinita, los amores arrebatados que trascienden lo terrenal, las ciudades donde
una lluvia podía empapar sus calles durantes años eran realidad pura en un continente en el que
son posibles los sueños más maravillosos y las tragedias más terribles.
Aparecían en el relato parte de mis obsesiones recurrentes: la memoria y el paso del tiempo. La
terquedad de los hombres nos hace repetir una y otra vez los mismos errores, atrapados por una
absurda vocación de fracaso que nos arrebata la memoria y las ilusiones. Así le ocurría al protagonista,
que ante la ocasión de enfrentarse a una segunda oportunidad se veía abocado a vivir
las mismas derrotas, ante la cobardía y el miedo que a algunos les produce saberse libre y feliz.
Pero no podía dejar que la historia terminase ahí: uno nunca pierde la fe en el ser humano. Tener
memoria no significa empeñarse en revivir rencores y sufrimiento, tener memoria, que al fin
y al cabo es nuestro último patrimonio, nos ayuda a afrontar el futuro con dignidad, a emprender
el viaje de la historia, la personal y la colectiva, con la certeza de que no repetiremos errores,
de que lo mejor está por venir. Por eso el protagonista emprende su viaje hacia el sur (ese que
Benedetti nos recordó que existe), para comenzar de nuevo, para afrontar con valentía el reto de
estar vivo, para salir del bucle imposible que impone el olvido y la terquedad de una historia que
sólo se repite por nuestra propia cobardía para coger las riendas de nuestro futuro.
Ismael Serrano
Guionista

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